Entrevista a Javier Ortez Bermejo, villalbino de pura cepa, como también lo era su padre. Su empresa, Mercapín, es un referente en el sector de las pinturas, tarimas, puertas y armarios en la Sierra de Madrid.
La vena comercial le llegó a Javier Ortez desde pequeño, cuando echaba una mano en la mercería de su padre y ahora ve con ilusión como sus hijos van tomando posiciones en la empresa.
Un empresario que cree que lo que hay que ser es buena persona.
JF. Tú has nacido en Villalba ¿Cómo recuerdas tu infancia?
J. Me crie en el Barrio de La Estación y Villalba no se parecía en nada a lo que es hoy. Todos nos conocíamos y cuando salíamos del colegio nos pasábamos el día en la calle.
Mi padre tenía una mercería y yo desde pequeño me ponía detrás del mostrador. El comercio lo llevo en la sangre desde muy pequeño. La mercería se llamaba Casa Damián y estaba muy cerquita de la churrería de la Calle Real. Había muy pocos comercios, estaba Peláez, Cuesta… Sólo la Calle Real estaba asfaltada y era de adoquines, el resto era todo de tierra.
JF. Antes de ser empresario trabajaste en la banca…
J. En aquellos tiempos era más difícil elegir en lo que trabajar. Yo estaba estudiando y mi padre me comentó que habían abierto una sucursal de Banesto en Alpedrete. Me presenté en la oficina y me cogieron. Luego trabajé en la sucursal de Banesto de Moralzarzal.
JF. ¿Cómo empezó tu andadura profesional y por qué en el sector de las pinturas?
J. Monté mi primera tienda en 1983 y lo de las pinturas fue un poco por casualidad, vimos que era un sector con posibilidades y que no había ninguna especializada, así que fuimos la primera en Villalba.
Era una tienda pequeñita, en la Calle Capitán Cortes, cerca de la Calle Real.
JF. ¿Así que durante un tiempo compaginabas la banca y la empresa?
J. Si, pero hubo un momento en que tenía que decidir entre la banca y el negocio, al que veía que ya tenía que dedicar el cien por cien de mi tiempo. Compaginar las dos cosas era imposible.
En 1990 estaban haciendo la excavación del Centro Comercial Los Olivos, aquí en el Polígono P29 de Villalba y me acuerdo que compré el local con un apretón de manos. Acordamos precio, plazos, todo con un apretón de manos. Luego ya formalizamos todo en 1991 y nos trasladamos. Hoy eso es impensable.
Ya en 1995 es cuando decidí dedicarme por completo a mi empresa y dejar la banca.
JF. Desde aquellos inicios ha cambiado mucho el negocio.
J. De aquella pequeña tienda a estas nuevas instalaciones que tenemos desde 2018 en el P29 hay un largo camino. Ahora disponemos de mucho espacio para atención al cliente y de exposición de productos. Y algo que me hace mucha ilusión es el relevo generacional, mis hijos están tomando el testigo.
Antes era todo mucho más familiar, tenías un trato muy cercano con los clientes y había una confianza que ahora no hay. También había menos competencia en todos los sentidos, las grandes superficies son las que más daño hacen. Pero luchamos especializándonos, ofreciendo servicios más completos a los clientes. No sólo vendemos, sino que también asesoramos, instalamos, colocamos…
JF. ¿Qué opinión tienes del P29 de Villalba?
J. El P29 es la zona comercial más importante de la Sierra y ya está consolidado y ya han aparecido las segundas generaciones tirando de los negocios, sobre todo de las empresas más emblemáticas.
Me gustaría que el Ayuntamiento pudiera solucionar el asunto de la denominación. Somos polígono industrial y debemos ser polígono comercial. Se que se está intentando, pero es muy importante conseguirlo porque este asunto supone limitaciones en el desarrollo del P29 y vemos que los alrededores no dejan de crecer y la competencia cada vez es más fuerte.
JF. Después de toda tu trayectoria empresarial ¿Cuándo miras para atrás con qué te quedas?
J. Con lo que me enseñó mi padre, que tienes que ser honrado y buena persona y que si lo eres el resto viene sólo.
JF. Estamos viviendo unos momentos muy duros con el asunto de la pandemia, que indudablemente afectan a las empresas.
J. Procuramos adaptarnos cumpliendo todos los protocolos y medidas de seguridad. A nosotros la venta en la tienda nos va bien, pero lo que si han bajado son las instalaciones en los domicilios.
JF. ¿Cómo ves el futuro de Mercapín?
J. En continuo reciclaje y en continua adaptación. Antes era vender y ya. Ahora hay que asesorar, informar de los servicios, instalar…
Y lo veo con mucha ilusión por el relevo generacional, porque mis hijos están en la empresa. Mi consejo es que estén muy pendientes del mercado y se adapten. Es muy importante innovar y buscar nuevos servicios para los clientes.
Texto: Juan Fco. Albertos. Fotos: Juan Carlos Martínez